martes, 10 de diciembre de 2013

¿POR QUÉ FESTEJAR 30 AÑOS DE DEMOCRACIA HOY?


Por Migue Magnasco

Festejamos que andamos por la calle. Festejamos los changuitos jugando a la pelota, los hijos que nacen, la pelopincho llena. Festejamos el enamoramiento, los chistes malos, y hasta el fernet con pritty (cuando ya no hay coca, más vale). Festejamos una buena canción, la cantamos, a cualquier hora, en cualquier lugar, a los gritos. Festejamos discutir, a veces nos zarpamos, desconocemos a propios, ajenos, madres, padres, todo se olvida, pero más festejamos el abrazo posterior, las risas por las estupideces que se escaparon de un lado y otro en el fragor del debate, el coloreado de las caras de enojo, el brindis de cierre.

Festejamos que andamos por el medio de la calle, a la madrugada, como en el pueblo, empujándonos como pavos, riendo a carcajadas, entonando la marcha, exagerando alguna hazaña que seguro nunca hicimos. Festejamos las calzas, los escotes, los boxer, las camisas de colores, el pelo largo, los chupines, los aritos en la lengua, en la ceja, en el pupo. Festejamos los besos en la vía pública, las pintadas cursis para Romina, Yanina, Jony, Manu, Javi, o cualquiera. Festejamos el sí, caminar de la mano, hacer el amor todo lo que se puede.

Festejamos que nadie nos desaparece por nuestras ideas.

Que leemos Marx, Jauretche, Gramsci, Coelho, Bucay, y Ludovica Squirru. Que escuchamos a León, la Negra, los Piojos, la Mona, Justin y HASTA TAN BIONICA (!!!). 

Festejamos que nadie nos mete una picana en las encías, en las axilas, en las pelotas, durante horas, a la vez que nos golpean salvajemente con palos. 

¿Cómo no vamos a festejar si Videla murió en una carcel común? Ahora parece moneda corriente, pero cuando secuestraban, torturaban y asesinaban a plena luz del día, no parecía tan obvio el final. 

Que podemos reclamar por más derechos. Festejamos por los ya conquistados, algunos impensados. Festejamos a Alfonsín, ¿quién puede ser tan torpe de no hacerlo? Lo admiramos, nos emocionamos con algunos de sus discursos, con haber construido una simbología tan fuerte en torno al concepto de democracia. Festejamos a los sindicatos organizados, la formación política, la resistencia a los modelos económicos que solo favorecen a una minoría siempre traidora a sus pares nacionales. Que nadie desde afuera nos dicta los rumbos de la patria. Que con errores y aciertos, los dirimimos acá, nosotros, los argentinos. 

Festejamos que frente al primer conflicto, ningún milico se sienta con media chance de sentarse en el sillón de Rivadavia. 

Y una más, festejamos que ninguna policía mafiosa nos va a llevar puestos. Que sin especular un segundo, ahí vamos a estar vos, yo y todos, defendiendo lo que hemos conseguido, con tanto esfuerzo. 

Venga, que ser argentino es un pedazo de orgullo. Que se nos pianta un lagrimón cuando vemos el gol de Diego a los ingleses, siempre. Que ser yankee es aburridísimo, que no soportamos la nostalgia de los asados de papá los domingos al mediodía. 

Festejamos esto que somos. Que la democracia -por suerte- no es estática y permite modificaciones constantes, pruebas-error, ensayos permanentes.

En eso estamos mi viejo, haciendo camino al andar. Y no festejarlo sería un craso error. No se coman el personaje acéptico sin corazón. Nos sobra huevos y amor. Vamos para adelante, con una memoria que pinche para nunca retroceder... 

(Dibujazo impresionante a cargo de Tomás Gamboni)



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