Es un orgullo ser parte, nada más. Una universidad que piensa a los estudiantes no como asistentes o espectadores de un espectáculo ajeno, cercado, o de algunos, sino como protagonistas, como hacedores, como creadores y resignificadores de lo que es la universidad pública. 400 años se conmemoran, pero sobre todo, se entrecruzan con las historias y bagajes que los componen, inseparables, indisociables y todos abotonados a la necesidad de la reinvención constante y siempre necesaria. Hoy comienzan los festejos sin repasos nostálgicos que se quedan ahí y luego nada. Que esta celebración sea también el inicio de un compromiso punzante y decidido de la juventud para tomar la universidad y devolverla a toda la sociedad, que es a quien verdadera y únicamente pertenece.
domingo, 13 de mayo de 2012
400 AÑOS DE LA UNC
Por Migue Magnasco
Es un orgullo ser parte, nada más. Una universidad que piensa a los estudiantes no como asistentes o espectadores de un espectáculo ajeno, cercado, o de algunos, sino como protagonistas, como hacedores, como creadores y resignificadores de lo que es la universidad pública. 400 años se conmemoran, pero sobre todo, se entrecruzan con las historias y bagajes que los componen, inseparables, indisociables y todos abotonados a la necesidad de la reinvención constante y siempre necesaria. Hoy comienzan los festejos sin repasos nostálgicos que se quedan ahí y luego nada. Que esta celebración sea también el inicio de un compromiso punzante y decidido de la juventud para tomar la universidad y devolverla a toda la sociedad, que es a quien verdadera y únicamente pertenece.
Es un orgullo ser parte, nada más. Una universidad que piensa a los estudiantes no como asistentes o espectadores de un espectáculo ajeno, cercado, o de algunos, sino como protagonistas, como hacedores, como creadores y resignificadores de lo que es la universidad pública. 400 años se conmemoran, pero sobre todo, se entrecruzan con las historias y bagajes que los componen, inseparables, indisociables y todos abotonados a la necesidad de la reinvención constante y siempre necesaria. Hoy comienzan los festejos sin repasos nostálgicos que se quedan ahí y luego nada. Que esta celebración sea también el inicio de un compromiso punzante y decidido de la juventud para tomar la universidad y devolverla a toda la sociedad, que es a quien verdadera y únicamente pertenece.
viernes, 11 de mayo de 2012
PÁGINA 12, EL DIARIERO Y YO
Por Migue Magnasco
Los domingos vuelan porque siempre se empieza más tarde, y
porque la sobremesa se dilata todo lo que se puede, y si no se puede, se ofrece
una nueva taza de café para compensar el cronograma ampliado del almuerzo en el
séptimo día.
En córdoba, el Página llega a las 12 del mediodía a los
kioscos. En vano sería que lo haga más temprano. Está bien ahí. Juan, digamos
que se llama así, mi diariero, es un hombre mayor, de unos setenta y largos
diría yo, que tiene el sucucho en Av. Colón al 800, a unas 6 cuadras de casa.
Pleno centro de La Docta. Camisa impecable siempre, flaco él, con su gorrita
verde tan gastada ya, que nunca puedo descifrar su letrero. Jamás se lo
pregunté a decir verdad. Tampoco es que sea un dato muy relevante a los fines
de esta carta, solo ilustrativo digamos. Juan es un tipo sereno, a mi gusta
pensar, y creo que él lo siente así, que es feliz con su laburo. “Las épocas
mas jodidas son los meses de verano, sobre todo porque hay algunas veces que no
me anda bien el aire acondicionado” me dice, mientras me señala una ventanita
de 20 cm cuadrados a través de la que, y solo cada tanto, entra alguna ráfaga
de aire que oxigena el sucucho. Mi fidelidad con Juan ha sido intachable. Me
encariñe con el mister, esa es la verdad. Algunas veces los 600 metros
hasta el sucucho parecen leguas, pero se sobrellevan, no hay problema, la
vitalidad de Juan los valen. Yo llego, chusmeo alguna que otra desvergonzada
tapa de Noticias o Clarín: Ciccone, Ciccone, Ccicone y… al fin(!) “Es un sentimiento”, el Página. Juan me tira:
“está linda la tapa esa che”. Yo sonrío gustoso. Dejo entrever sin medias
tintas mi acompañamiento al Gobierno Nacional. Cristina avanza en la
recuperación de recursos y derechos para el pueblo con acompañamiento de
amplios sectores de la dirigencia política; Mestre retrocede y privatiza todo
lo que puede (hasta la cultura), achica
el Estado municipal, sube impuestos, vota con mayorías automáticas sin
búsquedas - ni reminiscencias si quiera - mínimas al consenso que su propio
partido siempre exige. En esos avatares andamos los cordobeses. No importa, o
si, pero lo dejemos ahí.
Le recuerdo a Juan que la semana pasada le quedé debiendo
$0.50 porque él no tenía una moneda de $1 para darme. Titulares, copetes, bajadas,
líneas editoriales, polivalente mundo el
del buen hombre. Me da curiosidad saber si tiene preferencia por unas u otras,
pero prefiero no mezclar. Lo político es lo político y juan es mi diariero, son
dos mangos aparte y mejor, en este caso, dejar las cosas como están. El
intercambio es fugaz, efímero, sin vueltas, y en el peor de los casos, sin
vuelto. El almuerzo llama y falta la vuelta aún; siempre más complaciente y
llevadera por cierto. Tal vez sea por la compañía. Página en mano, o mejor dicho
bajo el brazo, con la tapa siempre para afuera, como luciendo con orgullo los
colores del equipo. Pago lo adeudado, y una máxima final:
“Si van los muchachos, deciles que está todo bien, que ya me
pagaste”. Carcajadas de despedida, saludo, y a emprender el regreso a casa.
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